Me encontraba en un bosque, pero no era como los bosques normales, tenía un aspecto diferente, era más sombrio de lo normal.Yo misma tenía un aspecto diferente, tenía un vestido blanco y morado, con una especie de lazo en la parte superior. Empecé a caminar por una especie de puente que había detrás de mi, pero por mucho que caminara, el puente se alargaba, empecé a correr hasta llegar a una especie de cueva. En esa cueva había un espejo, pero no me reflejaba yo, sino una chica muy alta, y más mayor que yo. Tenía un largo pelo rizado, y una malvada sonrisa.
-¿Sabes en lo que te has metido, jovencita? -dijo el espejo.
-¿Yo? ¿Qué he hecho? ¿Dónde estoy? -dije.
-Ese colgante me pertenece.
-Si es así, lo siento, debí cogerlo por error, tómalo. -le ofrecí el colgante.
-¿Bromeas? ¿Finges haber perdido todos tus recuerdos? De esa forma solo consigues enfadarme aún más.
-No sé de qué me hablas.
En ese momento un símbolo salió de mi frente, era de color morado, podía sentir un poder extraño.
-¿Ahora no recuerdas nada? Eres la descendiente de la diosa de la destrucción, y tú misma me traicionaste.
-No recuerdo nada. -intenté gritar, pero en ese momento no podía pronunciar ni una palabra-
Justo después apareció una especie de guadaña blanca.
-Aún no la uses, úsala en su debido momento. -dijo un espíritu muy parecido a mi, justo colocado a mi lado- Todo estará bien, te devolveré a tu mundo, yo guardaré tu colgante, a cambio te entrego tu poder. -la guadaña y el traje desaparecieron, convirtiéndose en un bolígrafo morado con un aro en el centro-
-¿No me vas a decir nada más?
-Todo en su debido momento.
En ese instante desperté en el suelo de mi habitación con el bolígrafo en la mano, no entendía nada. ¿Por qué esa chica quería acabar conmigo? - me preguntaba mientras me disponía a salir a la calle.
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